Un día, Paco y Lalo decidieron ir de picnic, pero olvidaron la comida. Mientras discutían qué hacer, Paco dijo: «Tranquilo, Lalo, traje una nevera vacía para llenarla de buenos recuerdos». Lalo respondió: «Genial, porque yo traje hambre para combinarla con buenas historias». Así, pasaron la tarde riendo, contando historias sobre comidas imaginarias y cuestionando cómo serían amigos si no pudieran compartir ni un sándwich imaginario.