¿Por qué el libro de matemáticas no se lleva bien con el de historia? Porque cada vez que intentan charlar, el de matemáticas siempre dice, «¡Hagamos cuentas claras!», mientras el de historia solo quiere relatos del pasado. Así que, el libro de historia le dice, «Déjame en paz con tus problemas… ¡y resuélvelos tú mismo!»