Grietas Menos Traicioneras que Gatos Negros

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Un hombre muy supersticioso caminaba por la calle mirando al suelo para no pisar ninguna grieta. De repente, un gato negro cruzó su camino. De tanto susto, el pobre hombre dio un brinco, se tropezó y cayó… ¡en una alcantarilla! Al salir, cubierto de hojas y con una media en la cabeza, afirmó: «¡La próxima vez me quedo con las grietas, al menos no salen de la nada!»