Un gato negro iba caminando por la calle cuando un espejo cayó del cielo y se rompió. Un hombre supersticioso que pasaba por allí exclamó: «¡Esto es el colmo! Ahora tendré siete años rodeado de gatos… y mala suerte». El gato respondió: «Tranquilo, amigo, mi único mal augurio es que aprendiste a atrapar espejos voladores tarde».