¿Por qué el explorador no pudo nunca invitar a nadie a su isla privada? Porque cada vez que alguien decía «¡Isla de por medio!», él se emocionaba tanto que terminaba olvidando los mapas en casa y nunca encontraba el camino. Además, cada vez que trataba de explicar la dirección, decía: «¡Sigue recto hasta que veas agua, y luego, más agua!».