Un día, dos amigos estaban en un museo de arte moderno. Uno dice: «Oye, ese cuadro parece que lo pintó mi sobrino de cinco años». El otro mira el letrero y responde: «Pues le salió caro, porque aquí dice que es una obra maestra». El primero reflexiona y añade astutamente: «Apuesto a que su galerista era su mamá».