¿Por qué los ciclistas nunca tienen miedo a las nubes? Porque saben que si las nubes se portan mal y empiezan a llover, ellos tienen cubierta su vuelta… ¡en el mejor chubasquero del mundo, hecho de pedales e impulso! Además, cada gota que cae es como un pequeño aplauso del cielo para mantener el ritmo.