¿Por qué el jugador de baloncesto nunca confía en el árbitro? Porque cada vez que pide una opinión, el árbitro siempre dice: «¡No hay falta, sigue lanzando!» Ya ni en la cancha tiene descanso del trabajo.
¿Por qué el jugador de baloncesto nunca confía en el árbitro? Porque cada vez que pide una opinión, el árbitro siempre dice: «¡No hay falta, sigue lanzando!» Ya ni en la cancha tiene descanso del trabajo.