Un hombre supersticioso se sube a un avión y ve que la azafata reparte los asientos. Al recibir el 13-B, exclama: «¡No, por favor, cualquier otro menos ese, trae mala suerte!». La azafata, sonriendo, le responde: «No se preocupe, señor, siéntese aquí, que el 13-C está ocupado… por un gato negro que viaja de pasajero frecuente».