Un día, Descartes entra a una cafetería y pide un café largo. El camarero, confundido, le pregunta: «¿Con leche?» Descartes responde: «Pienso que no…» y ¡puf!, desaparece. La camarera filosófica dice: «¡Eso le pasa por ser tan indeciso entre el ser y la nada!»